Viena conserva ese halo de grandeza imperial que la situó en el epicentro de Europa durante el siglo XVII. La Catedral de San Esteban, su Noria Gigante, la Stephansplatz centro neurálgico de la vida de los vieneses, la vida de la emperatriz Sisi en la capital austríaca. Todo ello hace de la visita a esta ciudad una fantástica experiencia